miércoles, 20 de febrero de 2013

¡Gracias, muchachos de la sub 20 de Perú!

¡Gracias jugadores de la sub-20 de Perú,
Gracias comando técnico,
Gracias cuerpo médico!

En fin, gracias a todos los que hicieron posible que esta gesta deportiva tuviera a todo el país pendiente de sus victorias, sus derrotas y de su entrega al defender nuestros colores patrios y sentirnos representados por ustedes.

Han sido casi 30 días de emociones, tristezas, esperanza en que sí podemos progresar cuando hay una entrega total hacia un solo objetivo, en este caso la clasificación al Mundial de Fútbol de Turquía.


Profesor Daniel Ahmed, director técnico y artífice de nuestros jóvenes futbolistas: usted no les ha enseñado a "jugar", sino ha hecho un tremendo trabajo para construir una mentalidad ganadora y una alta autoestima en nuestros seleccionados, ya que el talento futbolístico lo tienen de sobra, pero les faltaba esa actitud que todos los peruanos reclamamos en los futbolistas y vemos en otros deportes que sí nos dan lauros. Gracias, profe, no se vaya del Perú, porque nuestra juventud desorientada y confundida necesita de íconos, de paradigmas, de referentes; y usted ya empezó a dárselos: vea, si no lo cree, cómo los hemos recibido y cómo se han metido en nuestros corazones.

Así como han hecho renacer nuestra ilusión y esperanza en la juventud peruana, comprometámonos nosotros con ellos, haciendo que los dirigentes de los clubes a los que pertenecen asuman un compromiso moral de no desperdiciar estos talentos y que no se pierdan como otras generaciones, ya que esto lograría que se desarrollen sus capacidades, asegurando nuestra competitividad futura, y que sean un ejemplo a imitar para nuestros niños.

Ah, me olvidaba; ellos se sobrepusieron a una deslealtad de un compañero que engañó a todo un país con respecto a su edad y a quienes, sin conocer este detalle, lo respaldaron antes de empezar el campeonato. Los muchachos hicieron de tripas corazón y parece que esto los fortaleció y fueron capaces de unirse e inclusive ganarle a una potencia mundial como Brasil. Esta es una lección de cómo enfrentar adversidades, inclusive dentro de nuestra familia, y seguir para adelante para no vivir con amargura y rencor.

¡Gracias, muchachos, por estas lecciones!

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